Se trata de un truco conocido, un elemento de presión y protesta de Corea del Norte que, hay que reconocer, es bastante efectivo”, nos responde Carlos Aquino, catedrático de San Marcos y experto en política asiática. “Trump está ahora en un callejón sin salida”, añade

n menos de una semana Corea del Norte ha realizado dos ensayos armamentísticos y se ha ufanado del lanzamiento de misiles de corto alcance que han vuelto a causar inquietud en la península coreana y puesto en entredicho el proceso de desnuclearización en dicha región.
Carlos Aquino, catedrático de la Universidad San Marcos y experto en política y economía asiáticas, evalúa así esta nueva escalada de tensión, que involucra no solo a las dos Coreas sino también a las mayores potencias del planeta.  
—¿Cómo se explica esta exhibición de fuerza del régimen norcoreano después de más de un año de “silencio misilístico”?
Dado el fracaso de la última cumbre (a fines de febrero en Vietnam) entre Donald Trump Kim Jong-un, este quiere que Estados Unidos vuelva a sentarse a negociar. Creo que se va a repetir el patrón de tantas otras veces: Corea del Norte busca las negociaciones para que se eliminen las sanciones económicas en su contra, pero en simultáneo se siguen armando y haciendo lo que siempre hacen. Es un truco conocido, un elemento de presión y protesta de Pyongyang. 
—¿Las sanciones económicas sobre Corea del Norte están funcionando?
Hace poco más de un año, cuando Kim manifestó su intención de reunirse con Trump fue porque las sanciones económicas impuestas por EE.UU. estaban teniendo efecto. ¿Y ello por qué? Porque China se había sumado a las sanciones. El 90% del comercio exterior norcoreano es con los chinos, así que cuando Beijing se adhirió, pues Pyongyang sí lo sintió. 

Lentamente, China ha ido levantando algunas sanciones y prohibiciones. Uno puede leer que en la frontera entre China y Corea del Norte se han reiniciados las relaciones comerciales. Esta semana Estados Unidos incautó un barco norcoreano por violar las sanciones internacionales, lo que quiere decir que Pyongyang sigue contrabandeando productos. Y por parte de Moscú, se ha reanudado el turismo de rusos a Corea del Norte y le ha empezado a dar petróleo.